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El boom no fue
una generación; tampoco
fue un movimiento
literario común.
Balcells los organizaba para que vivieran en Barcelona
con todas las facilidades. Le bautizaron como “la mamá
grande”. “A ella le debemos todo lo que hemos alcanzado”
solían decir muchos autores. José Donoso a su vez, decía
una verdad que molestaba: “Ellos coexisten con los que se
retuercen de la ira porque lo consideran un engendro del
marketing literario”.
Coincido con Ramiro Oviedo, escritor ecuatoriano y
profesor de una Universidad en Francia, cuando dice
que la aparición y el éxito del boom es el resultado de la
convergencia de varios aspectos que se activan a partir
de 1960, entre ellos:
La Revolución Cubana y su presencia cultural y moral
en el mundo.
La maduración del pensamiento sociológico y político
de izquierdas.
El éxito y la internacionalización de la literatura
latinoamericana.
A estos puntos se suman los siguientes detalles
colaterales:
El relativo estancamiento de las literaturas europeas
y norteamericanas, particularmente en la narrativa.
La emergencia de un puñado de talentosos escritores
latinoamericanos exiliados en Europa, dispuestos a
llenar el vacío, motivados por urgencias económicas.
Un dueto de agentes literarios y editores (Carlos
Barral y Carmen Balcells) conocedores de su oficio,
con el olfato y la logística suficientes para imponer al
mundo una nueva literatura.
El boom no fue una generación, tampoco fue
un movimiento literario común. Sus integrantes
compartieron la amistad, el exilio, los mismos editores,
pero jamás lanzaron un manifiesto ni una propuesta
literaria conjunta dando cuenta de sus lineamientos
políticos o estéticos.
A Fuentes, Donoso, Cabrera Infante, García Márquez,
Cortázar y Vargas Llosa, se sumarían más tarde otros
escritores que podrían fungir también como precursores
del boom: Carpentier, Lezama Lima, Onetti y Sábato.
Ateniéndonos a la “novedad” como signo de la escritura,
que repercute en la mundialización de las literaturas
latinoamericanas una vez superado su carácter
parroquial, el boom tiene un padre y se llama Jorge Luis
Borges.
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