Page 24 - Leo 5
P. 24
Tendencias
La Ruta del libro
Por: Iván Égüez
Como la mayoría de los frutos, un antílope, de las tablillas de los sueño puede ser soñado por dos
desciendo de los árboles. escribas sumerios, de los pergami- personas a la vez. Magnus escrito, es
nos en rollos o de la piel de los ríos decir escrito por su creador, por su
¡Qué prodigio un árbol! De- donde los enamorados escriben sus demiurgo, por el único que lee (bebe)
beríamos arrodillarnos cada vez que promesas. (No se debe olvidar a los de sí mismo. Pero un diario íntimo
miramos alguno. Es la conjunción de antepasados, aunque ellos sean li- escrito para uno mismo o una bitá-
la vida. Los elementos primordiales teralmente “leche derramada”; cabe cora secreta, no son un libro ni son
que lo constituyen, tierra, aire, agua nombrarlos porque al comienzo no literatura. El texto existe a partir de
y sol, perviven magnificados en toda fueron lo que son, así como nosotros otros ojos que lo lean, de otros que
creación: tierra fértil, vientos propi- no somos lo que seremos, cambia- lo multipliquen.
cios, el agua de la constancia, el fue- remos sin dejar de ser). Algunos de
go de la pasión. Sin ellos no surge la estos enamorados dieron en llamar- Para eso vinieron primero
magia. se autores. Desde entonces, todos los copistas. Copiaban las ideas del
los que aman, piensan o sueñan
Así, pues, si antes fui carne por escrito, se llaman autores, unos
de árbol, pulpa y corteza, ahora soy prometen más que otros, por tanto,
un libro. Quizás el único objeto con también provengo de la pulpa cere-
alma humana, es decir con pensa- bral de los autores, del corazón de
mientos. Más que el reloj que sólo su soledad, pues les gusta hablar so-
piensa en el tiempo, o la cuchara que los y, al mismo tiempo, dirigirse con
sólo piensa en la comida. su soliloquio a una multitud. En eso
consiste el sueño de un autor: con-
Por algo Jorge Luis, un lec- vertirse en libro.
tor–autor que frecuentaba la esqui-
na rosada y casó con una dama de Sus ideas son mis semillas.
apellido japonés, dijo que de todos Las semillas de mi árbol de hojas
los instrumentos del hombre, el más impresas, pensantes.
asombroso, sin duda, soy yo. Los de-
más son extensiones del cuerpo hu- Los autores, mientras
mano. “El microscopio, el telescopio, me piensan y escriben, son ma-
son extensiones de su vista; el telé- teria prima y fuerza de trabajo a
fono es extensión de la voz; luego la vez.
tenemos el arado y la espada, exten-
siones del brazo. Pero el libro es otra Son los que ponen en
cosa: el libro es una extensión de la blanco y negro sus sueños de co-
memoria y la imaginación”. lores, sus pensamientos frondo-
sos y floridos, profundos o ligeros,
Pero no nos vayamos por dubitativos o certeros; son los au-
las ramas: soy descendiente también tores del pensar escrito, del sueño
de otras familias, de la piel seca de escrito, del original, porque ningún
22