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A libro abierto
La sociedad civil
El área cultural es clave en el campo educativo, porque,
en realidad, todos los procesos pedagógicos ligados al
aprendizaje pasan por la cultura.
Finalmente, no pidamos al Estado lo que no podemos
hacer con nuestro propio esfuerzo. Es hora de integrar
a esta trilogía que mencionamos arriba –Estado,
mercado, cultura– la sociedad civil, como instancia
La cultura como “industria” generadora de participación social de creadores y
Recordemos que la cultura es una “industria” diferente a creadoras, interesados en la producción y difusión de
las ubicadas en la esfera económica. La cultura es el ser los bienes culturales. Sabemos que el abandono por
y el modo de ser de los pueblos, que se expresa de muy parte del Estado de la actividad cultural es peligroso;
diversas formas, porque crea sentidos, significaciones de la misma manera, dejar a las leyes del mercado el
y percepciones. Cultura es lo que pensamos, sentimos desarrollo de las industrias culturales. La abstinencia del
y actuamos, en un contexto dado. Tiene valor porque Estado sería irresponsabilidad; las leyes del mercado,
internaliza lo intangible de una nación –sus historias, un procedimiento inequitativo.
sus imaginarios, sus fortalezas y debilidades–. La
cultura, por eso, da sentido a la vida, es una matriz de En la agenda pública deben estar la cultura y las
saberes y símbolos; es una manifestación de creación industrias culturales, como prioridades para construir
y recreación de capacidades propias, de visiones y una democracia viable.
cosmovisiones únicas y diferentes a la vez.
La cultura es una industria, según García Canclini,
porque facilita la “hibridación”, es decir, la coexistencia
de dos facetas opuestas: la instrumentalización de la
cultura, regida por cánones de rentabilidad y rating; y el
espacio generador de símbolos que construye sentidos
o sentimientos de identidad colectiva.
La cara positiva de las industrias culturales, de acuerdo
al mismo autor, estaría en que estos bienes culturales
–producidos en serie y ahora bajo un signo claro de la
globalización- fomentarían un conocimiento recíproco
de la humanidad, el intercambio de relaciones; en suma,
lograría a pasos ligeros una “ciudadanía mundial”.
Democratización de los saberes
Pero el tema de fondo subsiste: ahora que el mundo
vive la sociedad de la información, y donde la brecha
está entre los países que tienen el conocimiento y los
que no lo tienen, el desafío es cómo democratizar el
conocimiento y el acceso equitativo a una educación de
calidad, que respete la identidad y la diversidad, pero
que la vez promueva el desarrollo humano, sostenible
y sustentable, con medios que permitan la producción
y circulación de los bienes culturales nacionales en los
circuitos internacionales.
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