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A libro abierto Martillo, Israel Pérez, Mario Campaña, Carmen Vásconez, Acerca de la naturaleza de los talleres literarios, sobre
todo de los de escritura, se ha escrito mucho y vale la
Maritza Cino, Dalton Osorno, Yanna Haddatty.
pena mencionar, especialmente: Los talleres literarios, una
En la Editorial El Conejo, el siguiente era el método que
alternativa didáctica al historicismo , en donde los autores,
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se empleaba en los talleres literarios. Lo consigno por
Juan Sánchez Encido y Francisco Rincón, señalan, en 1985,
que puede servir como testimonio de primera mano.
los límites y aridez de los estudios formales de la literatura
Básicamente, en las reuniones semanales, se divide cada
una de ellas en tres partes: la primera está dedicada a
quitándole su carga creadora, lúdica, artística. Subrayan
también la connotación artesanal que tiene la palabra
un conversatorio en el cual se abordan, aleatoriamente, que han hecho de ella apenas una “historia de la literatura”,
los múltiples temas que tienen que ver con el oficio de taller que, al tiempo que la aleja de los cenáculos, como ya
escribir: corrientes literarias, autores y obras canónicas o dijimos al comienzo, la distancia también de los productos
marginales, asuntos sintácticos, ortográficos, ... “industriales” de la actual cultura de masas.
La segunda parte quiere demostrar que el miedo En esto se debe insistir: los talleres literarios no son
a la “página blanca” es un mito pues siempre fábricas de escritores, en la medida de que nada
se tiene algo que decir. Consiste en un puede forzar ni la vocación ni la sensibilidad
ejercicio de “escritura automática” ni el talento de un creador. Estos son
que los talleristas emprenden a elementos imponderables que, a lo
partir de una frase cualquiera sumo, pueden ser catalizados pero
que dicta el coordinador. Ellos nunca adjudicados. Si las virtudes
deberán escribir, sin parar de un escritor son notables, el taller
—tal es la exigencia— y sin apenas le procurará un espacio de
observar, de forma obligada, creación, de crítica compartida
las reglas sintácticas o y, por cierto, de alcance y
gramaticales —para no complemento de los vacíos
distraer su atención—, de que le han dejado sus estudios
modo que su inconsciente o su formales. En ese caso, desmentido
creatividad, así presionados, se el supuesto adocenamiento de los
manifieste con toda su inocente talleristas, hay que decir que la pura
fuerza. Parece que Freud tenía soledad no garantiza nada. Ha habido
razón y que el inconsciente se solitarios que han escrito grandes obras y
estructura como un lenguaje pues se otros que nunca lo han logrado.
obtienen bellos textos, muy coherentes,
con este procedimiento. A lo cual hay que sumar Este tema ya fue advertido y quizá “superado” desde
una ganancia adicional: el súbito encuentro del tallerista hace muchos años como puede verse en una sección
con temas que, a pesar de no haber sido expresados o de Difusión Cultural , dedicada a los talleres. Ahora que
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concientizados antes en sus textos o conversaciones; sin García Márquez, José Donoso, Umberto Eco, Alessandro
embargo, han permanecido guardados o bloqueados en Baricco, y muchos otros grandes de la literatura, han
su mente como tesoros oscuros que quizá podrán ser formado los suyos, parece ser que, por fin, los detractores
enfrentados, luego, en textos mayores. del taller literario, se han quedado sin argumentos. Sólo
en Colombia funcionan más de 400 talleres literarios. En
La tercera parte está dedicada a la crítica de textos el resto de América Latina su difusión es también grande.
previamente acordados con una semana de anticipación. Talleres como los de Menpo Giardinelli (en la Fundación que
Hay una sola regla: que esa crítica sea creativa. Los “me lleva su nombre), en Argentina, o Guillermo Samperio en
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gusta” o “no me gusta”, han de ser reemplazados por un México, han hecho lo suyo. En Ecuador también existen,
“Yo lo haría así”, es decir, por la solución concreta de un en cada provincia, algunos talleres. Conocemos bien los de
lector que asume como propio un texto que no es suyo. Cuenca, Loja, Machala, Riobamba, ...
1. Adolfo Bioy Casares, Borges, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta/Ediciones Destino, 2006.
2. Miguel Donoso Pareja, Editor, El taller literario como aprendizaje compartido, Guayaquil, Ediciones Banco Central, 2006.
3. Miguel Donoso Pareja, Naturaleza y función de los talleres literarios, en Letras del Ecuador, No. 165, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1985, pp. 16-18.
4. Agustín Cueva, Literatura y conciencia histórica en América Latina, Quito, Editorial Planeta del Ecuador, 1993, pp. 146-148.
5. Miguel Donoso Pareja, Realidad y mito de los talleres literarios, Guayaquil, en Crónicas del Río, No. 3, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1990.
6. Roland Barthes, El placer del texto, México, Siglo Veintiuno, 1996.
7. Martha Chávez, Del mito al oficio, en El taller literario como..., M. Donoso, Editor, Guayaquil, 2006, pp. 87-98.
8. Juan Sánchez Encido, Francisco Rincón, Los talleres literarios, una alternativa al historicismo, Barcelona, Montesinos Editor, 1988.
9. Talleres literarios, en Difusión Cultural, No. 3, Quito, Banco Central del Ecuador, 1986.
10. Guillermo Samperio, Después apreció una nave, Recetas para nuevos cuentistas, México, Alfaguara, 2001.
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