Page 15 - Leo27
P. 15

El Editor siempre ha sido satanizado. Muchos
            escritores arremeten contra él como si fuera
            el  que  más provecho  económico obtiene  de  la
            relación escritor-editor-lector; y lo voy a repetir
            nuevamente: la librería lleva hasta el 40 por ciento,
            el 25 por ciento se va en producir el libro, 10 por
            ciento corresponde a derechos de autor, 15  por
            ciento en gastos administrativos y, si todo va bien,
            el editor tendrá una utilidad del 10 por ciento.  En
            todo libro hay tiempo, dinero y esfuerzo invertido
            por las personas involucradas.

            Tratar con escritores muchas veces resulta una
            misión  a  cuestas.  Muchos  de  ellos  llegan  con  la
            esperanza de que el editor los lleve a la fama, si no
            arman la grande, lo declaran culpable y empiezan
            las habladurías y suspicacias y no es para menos.
            Hay libros en los que el escritor ha demorado años
            en escribirlo y corregirlo con la esperanza de que
            el tiempo invertido, sumado al esfuerzo intelectual,
            les devuelva sus frutos; pues todos sabemos
            que escribir no es un ejercicio cualquiera, tiene
            reverberaciones en todos los aspectos de la vida
            desde el ético hasta el moral.


            Recuerdo al emblemático Carlos Barral, aquel editor
            y escritor español que dicen que rechazo la primera
            propuesta de publicar Cien Años de Soledad de
            García Márquez.  Él entendía la edición como un acto
            intelectual y no comercial, decía que publicar libros
            es un diálogo permanente.

            Yo admiro a Barral porque fue uno de los cimientos
            de lo que somos, él dejó muchos puentes
            especialmente aquel que unió a América con el
            viejo continente al publicar a la generación del
            boom latinoamericano, desde luego sin desconocer
            a Carmen Balcells, quien fue la agente literaria de
            todos ellos; los dos hicieron un dúo extraordinario.
            Por supuesto, él era un gran poeta y un excelente
            editor, pero la gente no tolera que se haga bien las
            dos cosas, escribir y editar, aunque escribir también
            sea la tarea principal de ciertos editores.

            También admiro a Gonzalo Losada, ese  republicano
            español exiliado que aterrizó en Argentina por los
            años 50 del siglo pasado y cambió la visión rural de
            la  literatura latinoamericana con sus publicaciones
            que recorrieron el mundo dando a conocer a Pablo
            Neruda, a Nicolás Guillén, García Lorca y otros
            escritores no menos importantes.











                                                          PUBLICIDAD REVISTA LEO_out.indd   1                         10/9/18   10:20 AM
   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20