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contagia. Y tiene entre sus funciones las de realizar una
selección adecuada del texto, plantearse un propósito
que valore al texto literario como tal, respetar los silencios
y las palabras que surjan de los lectores, propiciar A libro abierto
intercambios fundamentados que exijan volver al texto,
y realizar las intervenciones necesarias para que cada
sujeto se afiance como lector, es decir que cada vez sea
más maduro y crítico, que tenga criterios de selección,
que maneje una enciclopedia personal rica y variada, y
que sea capaz de reconocer poéticas de autor, guiños de
lector, juegos de lenguaje, recursos retóricos y relaciones
intertextuales.

Cada vez que pronuncio la palabra mediación, viene a
mi mente la imagen de Toni Rüttimann, mejor conocido
como “Toni el suizo”, famoso constructor de puentes
colgantes para uso peatonal, con material reciclado.
Un mediador es, en definitiva —como lo proponen Este ciudadano ejemplar que, sin esperar nada para
Mila Cañón y Carola Hermida (2012)— , un lector sí mismo, desde hace varias décadas va por el mundo
apasionado que frecuenta textos de calidad, invita a tendiendo puentes para que las poblaciones marginadas
leer, propone, ofrece, convida, se muestra leyendo, puedan cruzar “al otro lado”, donde un mundo de nuevas
comparte experiencias de lectura, da la palabra, escucha, oportunidades les espera, es para mí la mejor metáfora
promueve el intercambio, crea espacios para leer, del mediador de lectura.

—Cañón, M. y Hermida, C. (2012). La literatura en la escuela primaria. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas.
—Petit, M. (1999). Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.